Mi primer amor me arruinó.
Mi segundo amor me salvó.
Solía creer en lo bueno y en lo malo.
Solía creer en renunciar a todos los demás.
Pero ahora mi marido ya no es el hombre con el que me casé.
Y el hombre que me quitó mi cuento de hadas quiere devolvérmelo.
El que me rompió se ha convertido en mi salvavidas.
El que me curó se ha convertido en mi toxina.
¿Qué pasa cuando “hasta que la muerte los separe” se convierte en una sentencia de por vida?
¿Cuándo tienes que elegir entre romper tu voto y destruirte a ti misma?
¿Cuándo tu pecado se convierte en tu salvación?
No hay comentarios:
Publicar un comentario